De pequeño en una de las veces que mi madre tuvo que ir al colegio para hablar con la profesora por que yo la había liado de alguna manera o no llevaba los deberes hechos recuerdo que ante la presión de ambas preguntando por que no estudiaba más y por que no era más aplicado tuve que acabar confesando que estaba “viciado con la tele”…
Ay la caja tonta, ese receptáculo que tan buenos momentos nos ha hecho pasar, que nos abría las ventanas a un mundo mágico del que innumerables historias prodigiosas nos mostraban como todo en la tele era posible.
En aquellos años 666 canales de pura diversión infernal hubieran sido una oferta irrechazable para cualquier usuario de los 2 a 6 canales disponibles como máximo (con la llegada de las cadenas privadas), sin duda yo también hub...
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